7/10/13

En fuga de Dios

Para oír la voz de Dios en la propia vida hay que tener un corazón abierto a las sorpresas

El obispo de Roma, en la homilía, tomó como paradigma la historia de Jonás, comentando la primera lectura (1, 1 - 2, 1.11): él “tenía toda su vida bien organizada: servía al Señor, tal vez oraba mucho. Era un profeta, era bueno, hacía el bien”. Como “no quería que se le molestara, con el método de vida que había elegido, en el momento en que oyó la palabra de Dios empezó a huir. Y huía de Dios”. Así, cuando “el Señor le envía a Nínive, él toma la nave rumbo a España. Huía del Señor”.