25/1/16

La Vocación de San Pablo

El más encarnizado enemigo de la Iglesia primitiva se ofrece con una disponibilidad sin límites al servicio de Cristo


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 "Saulo, que todavía respiraba amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para la sinagoga de Damasco, para traer presos a Jerusalem a cuantos hombres y mujeres hallase adeptos a esta doctrina. 

Caminando a Damasco, ya se acercaba a esta ciudad, cuando de repente lo cercó de resplandor una luz del cielo. Y cayendo en tierra oyó una voz que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Y él respondió: "¿Quién eres tú Señor?". Y el Señor le dijo: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues, dura cosa es para ti dar coces contra el aguijón".