Ser cristiano en un país donde la mayoría de la población es
musulmana puede ser difícil, pero también una bendición. Así lo asegura el
sacerdote mexicano Rubén Tierrablanca González, un fraile franciscano que sirve
desde hace 11 años en la parroquia de Santa María Draperis de Estambul, en
Turquía.
“Somos una minoría dentro de la minoría religiosa. De los
cristianos, que son unos 100 mil en Turquía, el 65 por ciento sor armenios, y
los católicos están representados por solo 25 mil. Vivir en Turquía como
cristiano es una gracia y un gran reto. Gracia porque estamos en la raíz de la
Iglesia y la presencia de los cristianos es importante, dado que Dios mismo ha
querido que su Iglesia se desarrollara aquí. Y un desafío porque se ha
descristianizado, en el sentido de población, somos pocos”, explicó el P.
Tierrablanca en declaraciones a ACI Prensa el 27 de noviembre desde Estambul.
