(ACI).- “Si tengo que morir porque Dios lo quiere, eso es lo
mejor que me puede pasar”, afirmó una adolescente cristiana de 16 años en Alepo
(Siria), consciente de que los bombardeos de los grupos rebeldes musulmanes
contra los barrios cristianos pueden arrebatarle la vida, tal como ha sucedido
con muchas personas en los últimos días.