Nos alejamos de Dios. ¿Por qué hemos rechazado estar en su
presencia?
Creo que nos olvidamos de Sus favores. Ya no recordamos ni
agradecemos esas veces que estuvimos solos y abandonados, momentos en los
cuales solo el Señor estaba a nuestro lado, en nuestro corazón y sentíamos Su
Amor y Su aliento en nosotros. Teníamos tanto fervor antes… tanto entusiasmo
por mostrar el Amor y la Paz y la moción que El nos daba … eramos reconocidos
en la Iglesia por ser quienes más ungidos estaban,,, eramos personas llenas del
Espíritu Santo de Dios… y eso los demás lo veían, lo percibían, podían
experimentar a Dios a través de nosotros, de nuestras acciones, nuestras
palabras. Ahora esa luz que irradiaba de nosotros se ha apagado. Pareciera que
ya no brillamos como antes.
