El difunto, aunque esté incinerado, no es una posesión, ni
un objeto: explicamos cómo debe tratarse
Religion en Libertad
Con su nuevo documento Ad resurgendum cum Christo la Iglesia
recuerda lo que venía enseñando desde hace décadas: que la cremación de lo
fallecidos es admisible para los cristianos, pero siempre que las cenizas se
traten como a un difunto, es decir, enterrándolas o colocándolas en columbarios
[1] en lugar sagrado, lugares que se van a proteger y donde pueden ser
visitados y recibir oración.
"Con mis cenizas... ¿hago lo que quiero?"