Recordarnos, a nosotros mismos la presencia de Dios en
nuestras vidas, requiere buenos hábitos diarios
Todos nosotros vivimos vidas muy ocupadas, corriendo al
trabajo, apresurando a traer mandados y manejando en tráfico intenso. Con todas
estas ocupaciones tan agitadas, es difícil llevar una vida de oración y darse
cuenta de la plena presencia de Dios, aun cuando lo deseemos. Pero, en última
instancia, la quietud viene desde dentro, e incorporar hábitos santos en
nuestras vidas nos puede ayudar a mantenernos recogidos en medio de todo el
ruido y caos del mundo moderno.
A continuación presento cinco maneras para bajar el ritmo y
vivir una vida más pacífica y llena de oración.