Por: María Teresa González Maciel | Fuente: Catholic.net
Algunos matrimonios al pasar el tiempo y al arribo de las
tormentas, contrariedades, pruebas. Sienten y es verdad que no les alcanza el
corazón para seguir amando a profundidad, para continuar alimentando y
creciendo en su entrega. Y confiados en sus propias fuerzas permiten que su amor
languidezca, se dañe de tal forma que el compromiso de amor inicial, quede
nublado.