Tarea difícil y al tiempo maravillosa, de hacer felices a
nuestros padres en esos pocos años que les quedan de vida
»Tiene setenta y ocho años y está bastante enferma. Y la
enfermedad le afecta ya un poco a la cabeza, y se ha hecho bastante absorbente,
como te decía, por no decir que a veces —con perdón— está insoportable.