En la homilía, D. César resaltó la misión transcendental del sacerdocio de dar a conocer el Evangelio de Jesucristo y su disponibilidad de servicio las veinticuatro horas del día. Señaló la importancia de no desfallecer en el anuncio del mensaje de Jesús a pesar de las dificultades que se presentan en la sociedad.
Al final de la ceremonia, D. Andrés manifestó el agradecimiento en nombre de sus hermanos sacerdotes y en el suyo propio a Dios por la gracia concedida, a todas las personas que influyeron en su formación, en la ordenación, en el desempeño de su función ministerial y a la Virgen María por su ayuda e intercesión.
Por último, recibieron la felicitación de familiares y amigos.