¿Cuántos de esos cristianos que dicen aleluya, viven interiormente una vida verdaderamente alegre y feliz?
Todo debe ser alegría, debe ser un aleluya permanente.
Ahora, conviene preguntarnos: ¿Cuántos de esos cristianos que dicen aleluya,
viven interiormente una vida verdaderamente alegre y feliz? ¿Cuántos de veras
han resucitado? Porque resucitar significa tener certezas. Haber arrancado las
dudas de la vida. Haber convertido los problemas en soluciones. Significa
resucitar también, el tener una honda, profunda felicidad.