Estemos dispuestos a apoyar a nuestros hijos en sus sueños, con los pies en la tierra y la mirada en el cielo.
Catholic.net.- Esta semana nos invitaron a mi esposo y a mi a dar nuestro testimonio de vocación al Matrimonio en colegio y fue una experiencia genial.
Nuestro auditorio fueron los chicos de preparatoria y algunas licenciaturas y nos asombró que nos escucharon con atención.
También compartieron su testimonio vocacional dos seminaristas, una religiosa y un soltero.
Esto me hizo reflexionar que siempre es Dios quien siembra
la vocación de forma particular, pero es en la familia donde se cultiva, es
decir, donde se cuida y se hace crecer, nutriéndole para que de fruto.