Pecadores que experimentamos cada día las propias
fragilidades y las propias miserias formamos la Iglesia que es, sin embargo,
«una» y «santa», como afirmamos en el Credo –explicó el Obispo de Roma en la
Catequesis del miércoles 27 de agosto-. La Iglesia es una porque tiene su
origen en Dios uno y trino, misterio de unidad y de comunión plena. Es santa
–dijo-, porque está fundada en Jesucristo, animada por su Santo Espíritu,
colmada de su amor y salvación.