El aborto no es plato de buen gusto para nadie; sobre todo,
no lo es para la mujer
El aborto no es plato de buen gusto para nadie; sobre todo,
no lo es para la mujer.
Daba yo vueltas a esta convicción, hace ya cuatro años, cuando acababa de regresar de
una estremecedora visita a los Territorios Ocupados. Había estado allí
colaborando con diversas asociaciones de
mujeres de izquierdas, para luchar contra la doble discriminación que
sufren las palestinas, por parte de ese Estado totalitario que es Israel y por
parte del machismo árabe que utiliza el Islam en su beneficio.