Mientras las familias no logren ser verdaderas comunidades
de amor no están realizando la tarea que Dios les ha encomendado
Por: P. Alfonso Milagro | Fuente: Meditando la Vida, editorial Claretiana
Muchos ladrillos o piedras pueden ser simplemente un montón
de ladrillos o piedras; pero si los ordenamos debidamente y los unimos unos con
otros, según un plan o proyecto, podemos entonces levantar paredes y hacer con
ellos una casa.
También nosotros los hombres podemos vivir sólo como si
fuéramos un conjunto de personas, sin que nos preocupemos unos de los otros,
sin que nos ayudemos ni nos amemos. Seremos entonces semejantes a un montón de
ladrillos. Pero si vivimos unidos y nos preocupamos por el bien de los demás,
formaremos lo que llamamos una Comunidad. Varias personas forman una comunidad
cuando viven unidas, y por lo tanto tienen esas cosas en común.