Por quinta vez he tenido la suerte de hacer mis
vacaciones de verano con la parroquia de la Stma. Trinidad. En esta ocasión
hemos visitado Suiza y Austria.
Aunque nos ha hecho calor, hemos disfrutado del arte,
de la cultura y, sobre todo, de una Naturaleza impresionante.
Sin embargo, no es lo más importante lo dicho
anteriormente; lo mejor es la convivencia que se establece entre todos, los
detalles de unos con otros, la sensación de estar entre amigos, siempre querida
y arropada. No me extraña que así lo manifestaran el conductor y el guía,
quienes se han sentido, al final, integrantes del grupo.
Aprovecho esta ocasión para dar gracias a cada
compañero de viaje, a D. Andrés, que con tanto esmero nos prepara la excursión
y cuida miles de detalles y, por supuesto, a Dios. Se ha sentido su presencia
en muchas cosas pequeñas (casi siempre, las más grandes) y de manera especial
en la celebración de la Eucaristía y la oración diaria. A lo largo de estos
ocho días hemos podido celebrar la Eucaristía en lugares emblemáticos de estos
dos países como “El Monasterio de Eisiedeln”, con su Virgen Negra, lugar
principal de peregrinación para los suizos; la Catedral de Salzsburgo, o el
Monasterio Benedictino de la Santa Cruz, en Austria.
Estamos ya deseando de que nos digan cuál es el
destino del próximo verano para apuntarnos, porque ya es algo muy nuestro “el
viaje de la parroquia”.
Lucía Sevillano