24/8/13

La insistente oración de sus padres resultó exitosa

Árbitro profesional y marxista cuenta ahora cómo «la adoración al Santísimo me penetró el corazón»



A sus 37 años, Edgar González Alayón se mueve entre la docencia y el fútbol. Mientras que de lunes a viernes es profesor de Tecnología en el Colegio Ciudad Bolívar Argentina,  Bogotá, los fines de semana arbitra en la primera división de la liga de futbol profesional de Colombia. Su nombre se hace cada vez más conocido en el campeonato, por el respeto y la rigurosidad que impregna en cada jugada. 
Valores que enseña además a sus pupilos en la escuela de formación. Sin embargo, para consolidar esta identidad Edgar tuvo que reconocerse hijo. Fue contemplando a Cristo Sacramentado, que escuchó el “pitido” inicial del ‘partido’ que le llevó a la victoria auténtica: Cristo. 
Hijo de padres campesinos, Edgar heredó los valores de la fe. Junto a su familia asistía a misa todos los domingos. En ese tiempo, el joven creció cosechando éxitos en la parte académica y desde pequeño ocupó los mejores puestos en las notas en el colegio.  “Siempre me caractericé por leer. Me gustaban mucho los temas científicos, la filosofía y los temas de misterio”. 
“La religión es el opio del pueblo”
Su afición al discurrir intelectual, le traería luego los primeros dilemas en su fe. Así, con la llegada de una profesora comunista -recuerda- su visión de la Iglesia cambió radicalmente. “Presté oídos a sus críticas sobre las faltas de la institución en la historia y el gran imperio económico -decía- que controlaban. Luego –prosigue- de tanto leer a Marx, Freud y Nietzche, se hicieron fuertes en mí las frases:  “la religión es el opio del pueblo” y “fue el hombre el que creó a Dios, debido a sus necesidades”. “Así tomé la decisión de rechazar todo lo concerniente a los temas que hablaran sobre Dios”, expresa hoy arrepentido.