“Hay que parar su migración. Esos niños no tienen futuro”.
Palabras del Papa a su compatriota Carlos Luna hace unos días. Una prueba de la
angustia de Francisco por los menores no acompañados que, cada vez más,
intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos en busca de un futuro
mejor. Angustia que este día se transformó en una exigencia para la comunidad
internacional: urge atender la situación de esos infantes, una verdadera
“emergencia humanitaria”.