(zenit ).- En este domingo, 26 de julio. día de san Joaquín y santa
Ana dedicado a los abuelos, el santo Padre se asoma a la ventana del estudio
del Palacio Apostólico vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y
peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
El Papa se detiene en
el pasaje de dos parábolas, la del tesoro escondido en el campo y la de
la perla preciosa. Diciendo, “Jesús, Él
que es el tesoro escondido y la perla de gran valor, no puede hacer otra cosa
que suscitar la alegría, toda la alegría del mundo: la alegría de descubrir un
sentido para la propia vida, la alegría de sentirla comprometida en la aventura
de la santidad”.